Vivimos en un mundo invertido – donde lo malo se elogia y lo bueno es desestimado. Un par de ejemplos:
En series que se dan en televisión y apps de streaming, los vikingos son los protagonistas. Los vikingos son desordenados, brutales, y hedonistas. Los “malos” en estos programas son los reinos cristianos. La caída de la civilización en las islas británicas fue, en su tiempo, una tragedia. Se glorifica un grupo que mataba y violaba, robaba y devastaba a pueblos enteros y mucha gente inocente. Los protagonistas de otras series y películas pueden ser asesinos, drogadictos, narcotraficantes, doctores adictos y arrogantes, etc., etc. Los malos son buenos. Los buenos son malos.
Otro ejemplo es la vida real. El presidente de los EE.UU. recién indultó a los que estaban en la lista de espera para la pena de muerte. La pena de muerte solo se da en casos de asesinato con factores que muestran una depravación extrema. En el mundo actual, justicia retributiva se ve como malo. La única justicia valorada es restaurativa. No hay nada malo con justicia restaurativa en muchos casos. Sin embargo, la justicia retributiva también es buena si es aplicada sin prejuicios ni favoritismos. En colegios hay programas para promover inmoralidad. Lo que es intolerable es verdad bíblica, ni ninguna evidencia del cristianismo. Las fiestas religiosas son secularizadas para no ofender a nadie. Pero, el aborto es un derecho que se puede promover libremente.
Emanuel: Dios con nosotros
En un mundo invertido, lo que es bueno se ve invertido. En esta época se celebra una inversión que realmente sirvió para poner bien al mundo invertido. El Dios del universo tomó carne y hueso para vivir entre nosotros. Nació en Belén Emanuel, “Dios con nosotros”. Es muy probable que los judíos habían pensado que la frase en Isaías simplemente quiso decir que Dios está en nuestro lado, nuestro aliado. No imaginaban que hablara de forma literal. El Logos que ha existido desde el principio ahora se encarnó. Dios en carne es una de las inversiones más llamativas.
Jesús: Dios salva a Su pueblo de sus pecados
El nombre dado a Dios Hijo encarnado fue Jesús. Un ángel avisó a José y a María que había que darle este nombre. Algunos, equivocadamente, piensan que hay que usar su nombre en hebreo – Yeshua. Esto realmente no es importante. Lo importante es su significado. Jesús es Yahvé salva a Su pueblo. Jesús es Yahvé. Él mismo lo proclamó en Juan 8 cuando dijo que antes de que Abraham naciera “Yo Soy”. Jesús hizo esta idea esencial para salvación al decir: “Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo soy, morirán en sus pecados” (Juan 8:24). En Jesús, Dios salvó a Su pueblo de sus pecados cuando Él mismo cargó con estos pecados en la cruz. Ya que somos “de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida. Porque ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a la descendencia de Abraham. Por tanto, tenía que ser hecho semejante a Sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo” (Heb 2:14-17). En esta inversión tan grande, Dios toma humanidad para que el Dios inmortal, incapaz de morir, pudiera morir por nuestros pecados.
Nació el Cristo, el Señor
En la inversión tan inesperada, que realmente pone derecho al mundo, el Logos descendió al mundo, a la pobreza, a la muerte, y a la tumba. Pero otra inversión quedaba… Los ángeles habían anunciado que este mismo Emanuel, Jesús es llamado Cristo, el Señor. El Dios Altísimo y Todopoderoso no quedó muerto en la tumba. Su descenso fue igualado por Su resurrección y ascensión. Volvió al Padre y la gloria que tuvo antes (Juan 17:5). Él es el Cristo victorioso. Siempre ha sido Señor de señores, pero en Su encarnación esta realidad estaba velada. El Hijo del Hombre de Daniel 7 volvió al Padre en los cielos, sobre las nubes fue y recibió de nuevo el derecho de gobernar a la creación, tanto visible como invisible – el Rey de reyes.
Adoración es apropiada
Por eso es apropiado hoy y mañana, en la celebración navideña, adorar a este Niño. Con los ángeles, cantamos Sus alabanzas.
La adoración de reconocerle como Dios encarnado.
La adoración de recibir la salvación que ofrece.
La adoración de vivir bajo Su señorío.
