No recordéis las cosas anteriores ni consideréis las cosas del pasado. (Isa 43:18)
La pregunta es si este pasaje enseña que los cristianos no pueden o no deben pensar en sus pecados pasados de manera que les hace sufrir nuevamente.
Cuando queremos averiguar el sentido de un pasaje, hay varias cosas que hay que considerar. El concepto de extracción del sentido original de un texto se llama “exegesis” y los procedimientos se estudian bajo la hermenéutica. Hay distintas metodologías hermenéuticas que uno puede adoptar, pero la óptima es la de buscar el sentido original del texto. Es decir, antes de preguntas “¿qué dice este texto a mí?” tenemos que preguntar: “¿Qué es lo que Dios quiso expresar a través de Isaías?”
Algunas de las prácticas útiles que podemos aplicar sin haber hecho cursos hermenéuticos son: 1 – consideración del tipo de literatura; 2 – consideración de lo que viene antes y después del texto; 3 – consideración de cuidadoso de lo que dice el texto.
En cuanto a su contexto literario encontramos que es un libro profético del Antiguo Testamento. Isaías escribió casi 700 años antes de Cristo cuando Israel estaba dividido en dos reinos. El reino del norte (llamado Israel) estaba siendo conquistado por Asiria, un imperio grande y excesivamente cruel. Dios permitió a Asiria conquistar y destruir al reino del norte, Israel, debido al pecado persistente y extremo del pueblo. El reino del sur (Judá o Jacob) se escapó de este castigo porque su rey se arrepintió y llevó a la nación en un avivamiento parcial. Pero, el reino del sur prontamente volvió a su pecado también. Dios prometió que otro imperio (Babilonia) vendría a conquistar a Judá (Jacob) también, llevando al exilio el pueblo de Dios.
En medio de estas profecías de destrucción como castigo al pueblo de Dios, Dios también dio profecías de una restauración futura en la cual él iba a hacer grandes cambios. Otros profetas (Jeremías, por ejemplo) hablaban de un nuevo pacto, (Ezequiel) de una vida nueva en el Espíritu), de un nuevo corazón en los creyentes, de la inclusión de los gentiles en el plan de Dios, etc.
Viendo lo que viene antes y después de este versículo en Isaías nos señala que también está hablando de este cambio radical entre los pactos. Una profecía de un nuevo pacto, un nuevo plan de salvación, una nueva redención, una nueva condición espiritual tanto mejor que querer volver al antiguo sería una tontería.
No recordéis las cosas anteriores ni consideréis las cosas del pasado. He aquí, hago algo nuevo, ahora acontece; ¿no lo percibís? Aun en los desiertos haré camino y ríos en el yermo. Me glorificarán las bestias del campo, los chacales y los avestruces, porque he puesto aguas en los desiertos y ríos en el yermo, para dar de beber a mi pueblo escogido. El pueblo que yo he formado para mí proclamará mi alabanza. Pero no me has invocado, Jacob, sino que te has cansado de mí, Israel. (Isa 43:18-22)
Pero, termina el capítulo recordándoles de que primero viene el castigo del pecado nacional. No me has comprado con dinero caña aromática, ni con la grosura de tus sacrificios me has saciado; por el contrario me has abrumado con tus pecados, y me has cansado con tus iniquidades. Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados. Hazme recordar, discutamos juntos nuestro caso; habla tú para justificarte. Tu primer padre pecó, y tus voceros prevaricaron contra mí. Por tanto, profanaré a los príncipes del santuario, y entregaré a Jacob al anatema y a Israel al oprobio. (Isa 43:24-28)
Entonces, la enseñanza principal aquí y en este capítulo en general es lo que Dios haría en la redención que ahora ofrece en Cristo. Para nosotros, esta profecía se cumplió cuando Cristo vino y estableció su pacto con su Iglesia.
Después de ver su contexto literario, bíblico, e histórico también tenemos que ver lo que textualmente dice. Una cosa es que no dice “no debes pensar en las cosas negativas del pasado”. ¡Una aplicación literal y sin contexto implicaría no recordar nada del pasado! Pero, no podemos voluntariamente padecer de una amnesia de nuestra vida anterior.
Ahora, otros datos que requieren un estudio un poco más allá de lo normal nos ayudan también. Por ejemplo, en la Biblia (en muchos casos) “recordar” y “no recordar” no tienen el mismo sentido que usamos en el lenguaje cotidiano. Por ejemplo, cuando dice que Dios “se acordó” de Noé y Rahab, y otros, no indica que se había olvidado de ellos, sino que estaba a punto de actuar. Cuando Dios dice que no recordará nuestros pecados, no es que literalmente se olvida ya que él es omnisciente, sino que señala que no va actuar sobre estos datos. Aquí tampoco tiene que ser literalmente que hay que borrar algo de la memoria ni activamente buscar que no vuelva a pensar en algo, sino que ya no es un factor.
El pasaje en Isaías, entonces, no es directamente relevante en el tema de si podemos pensar en nuestros pecados pasados y, si podemos, de qué forma. Tendríamos que ver otros pasajes.
Por ejemplo, podemos ver a personas como Pablo pensando en su pecado pasado al decir: aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad. (1 Tim 1:13) No lo ocupa para flagelarse nuevamente ni con temor de castigo divino ya que sabe que fue perdonado (aunque su pecado perdonado tuvo consecuencias en su vida), sino como enseñanza y lección. Siempre podemos recordar el pasado de modo de aprendizaje.
Espero que esta respuesta, aunque sea muy breve, ayude no solo en la pregunta presente sino también como una pequeña orientación del metodo de estudio bíblico.