No dejes que sucesos mundiales te provoquen angustia.

En estos días, con múltiples guerras en el escenario mundial, y ahora la amenaza provocada por un ataque directo a Israel de parte de Irán, muchos se preocupan de que viene una tercera guerra mundial o los últimos días. Quiero dar una breve reflexión bíblica referente al tema.

No se preocupen: una norma general

Primero, dice Jesús, “¿Quién de ustedes, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida?” (Mat 6:27, NBLH). Situaciones en Ucrania o el Medio Oriente están completamente fuera de nuestro control. No podemos influir en el caso de manera importante. Por ende, preocuparse por eso no ayuda a nadie. Podemos, ¡y debemos!, sostener en oración a nuestros hermanos en Cristo en todo el mundo y orar por lideres y gobernantes para que haya una paz que permite expansión del reino de Dios. Oración constante y ferviente no requiere ansiedad. Como dice una canción cristiana antigua integrando esta importante enseñanza de Jesús:

    Nada sé sobre el futuro,
    Desconozco lo que habrá,
    Es probable que las nubes,
    Mi luz vengan a opacar,
    Nada temo del futuro,
    Pues Jesús conmigo está,
    Yo le sigo decidido,
    Pues Él sabe lo que habrá.
    CORO:
    Muchas cosas no comprendo,
    Del mañana con su afán,
    Más un dulce amigo tengo,
    Que mi mano sostendrá.

    Tenemos que poner nuestra confianza en Dios, no en los gobiernos ni ningún ser humano. No tenemos que ser ignorantes, pero ni tan apegados a las noticias que dejemos que nos quite la paz interior que Dios quiere que tengamos. Confianza en Dios no quiere decir que todo se va a resolver sin dificultades. Dios ha permitido a los seres humanos con nuestro libre albedrío hacer muchas atrocidades. No pretendo saber qué va a suceder en el mundo. Mi paz no depende de lo que sucede en el mundo. Mi paz depende de Aquel que venció al mundo y la muerte.

    ¿Qué va a suceder ahora?

    Segundo, referente a los que dicen que ahora viene el fin del mundo, también hay que tener paz. No creo en nadie que intente descifrar ni el día, ni la hora, ni el mes, ni el año, ni la década, ni el siglo en que Cristo volverá. Pues, cuando Jesús dice que nadie conoce el día ni la hora, la idea no es que puedes conocer el mes y año, sino que la fecha no es conocida por nadie. No es conocida por supuestos profetas modernos que dicen que Dios les reveló la fecha. No es conocida por los que estudian la escritura buscando pistas. Dios no nos pide sacar conclusiones sobre el momento preciso, ni sus tiempos y épocas. Más bien, nos pide estar siempre preparados. La enseñanza de Jesús, Pedro, y Pablo es que la segunda venida será como ladrón en la noche. El ladrón no programa su venida de forma que los inquilinos puedan anticipar su llegada. No anuncia su horario ni deja pistas para que los detectives puedan atraparle en el intento. Del tema Jesús dice: “Por tanto, velen, porque no saben en qué día viene su Señor. Pero entiendan esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa. Por eso, también ustedes estén preparados, porque a la hora que no piensan vendrá el Hijo del Hombre.” (Mat 24:42-44) Y Pedro dice: “El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas” (2 Ped 3:9-10). Y Pablo dice: Ahora bien, hermanos, con respecto a los tiempos y a las épocas, no tienen necesidad de que se les escriba nada. Pues ustedes mismos saben perfectamente que el día del Señor vendrá así como un ladrón en la noche; que cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no escaparán. Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblas, para que el día los sorprenda como ladrón; porque todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios. Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios, habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por casco la esperanza de la salvación. Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos junto con Él. Por tanto, confórtense los unos a los otros, y edifíquense el uno al otro, tal como lo están haciendo” (1 Tes 5:1-11). No sabemos qué viene ahora. ¿Podría? Sí. Podría demorar 10 años más? Sí. ¿Podría demorar 100 años más? Sí. ¿1000 años más. Sí. No tenemos que saber. Tendremos que estar preparados para Su venida si viene ahora y para seguir viviendo si no viene ahora.

    Señales de la venida de Cristo Jesús

    Tercero, los “señales” de los tiempos como terremotos, guerras y rumores de guerras, y cosas semejantes tienen el fin de mantenernos siempre alertas y atentos. La intención de Jesús con estas cosas no es provocarnos angustia. ¿Cómo sabemos? Jesús nos dejó una pista sutil, Jesús les respondió: «Tengan cuidado de que nadie los engañe. Porque muchos vendrán en Mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. Ustedes van a oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No se alarmen, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin” (Mat 24:4-6). Y, ¿cómo sabemos que quiere con esto que estemos siempre preparados? “Por tanto, velen, porque no saben en qué día viene su Señor.” (Mat 24:42). La ambigüedad sobre la venida del Señor debe dejarnos preparados pero no preocupados, atentos pero no alarmados. Cualquier pastor o supuesto profeta que provoca ansiedad con sus enseñanzas sobre los últimos tiempos o análisis de eventos mundiales se desvía de la enseñanza de Cristo. ¡Cuidado!

    Velando y estando alertas: un estilo de vida

    Cuarto, incluso si pudiéramos deducir que ahora viene los últimos tiempos o si sucediera una tercera guerra mundial, ¿cómo debemos vivir? De la misma forma que siempre. Siempre debemos vivir como siervos fieles de nuestro Señor. Jesús no espera que deduzcamos su venida, espera hallarnos fieles.“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así”(Mat 24:45-46). Jesús espera encontramos preparados y, en este sentido, velando. Velar no quiere decir que dejemos de hacer otras cosas para enfocarnos en su venida. Estamos atentos a la posibilidad y cumpliendo con todos nuestros deberes: buscando primeramente el reino de Dios y Su justicia, amando a Dios con todo lo que somos y todo lo que tenemos, amando a nuestro prójimo, viviendo una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad, deberes en la familia, la hermandad de la iglesia, etc. Cristo no quiere hallarnos descuidando tales cosas. No pongo mucha atención en cosas fuera de mi control mientras tengo tanto dentro de mi influencia que debo hacer.

    Contra ansiedad: la esperanza de la salvación

    Por último, los que aman la verdad del evangelio de Cristo y ponen su confianza en Él y Su obra para su salvación, y se someten a Su señorío en arrepentimiento, y han sido bautizados en Cristo no tienen de qué preocuparse. Si Cristo vuelve o si hay una guerra o terremoto que quita la vida de uno, “no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu” (Rom 8:1). En esta vida o en el más allá, estamos bien si persistimos en Cristo. “Pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios, habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por casco la esperanza de la salvación. Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos junto con Él” (1 Tes 5:8-10). Vida o muerte da lo mismo. Lo importante es estar junto con Él. Nuestras circunstancias no pueden cambiar nuestra relación con Cristo. Depende de cada uno de forma individual. Manténgase preparado por perseverar en la verdad, en el arrepentimiento, en la confianza en Jesús como Señor y Salvador y el miedo y la angustia no tendrán lugar.

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