
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. (1 Juan 4:1-6)
Una gran parte de lo que Juan quiere hacer con su carta es ayudar a los cristianos a identificar a falsos profetas y maestros que andaban en el momento. Muchas veces estos venían de sectas como el docetismo o el gnosticismo. Juan básicamente propone tres pruebas para identificar a estos falsos maestros y falsos profetas (el espíritu que proclaman tener evidentemente no es el Espíritu Santo).
- La prueba doctrinal. La evidencia más fuerte de fidelidad doctrinal frente estos grupos es su cristología, es decir, lo que creían acerca de la persona y obra de Jesucristo. Ellos negaban la doble naturaleza de Jesucristo. Según ellos son dos entidades distintas: Jesús, un ser humano y Cristo, un ser divino. Juan pone primera importancia en la idea de que Jesucristo es una sola persona: humano y divino. Otra vez señala que negar este hecho es ser anticristo. Rechazo de la sana doctrina en este aspecto es rechazar la fe. Él que rechaza la plena humanidad y deidad de Cristo ha rechazado a Dios. Los cristianos habían recibido buena enseñanza (que Juan menciono como una unción o ungüento en 1 Juan 2:27). Esta buena enseñanza es su mejor arma. Vencen al espíritu de error y la falsa doctrina del espíritu del anticristo por retener la sana doctrina enseñada por los Apóstoles. Si un maestro o profeta no lleva la sana doctrina, no es de Dios. No importa cuántas profecías pueda dar o cuales milagros pueda realizar, si no tiene buena cristología, no es de Dios.
- La prueba social. El amor tangible es indispensable en la vida cristiana. El amor tangible también es un fruto que uno puede usar para evaluar a maestros y profetas. Si no demuestran amor servicial y sacrificial, si demandan ser servidos en lugar de servir, si son demasiado severos y nunca demuestra compasión, simpatía, o empatía, entonces no son de Dios ni conocen a Dios. Como Juan dice en un texto bastante conocido: El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. (1 Juan 4:8) Uno que pretende ser un líder espiritual no puede carecer del amor y compensar por ser ultra espiritual en otros aspectos. Sin amor, no conoce a Dios. Sin amor, no anda con Cristo.
- La prueba moral. Los maestros y profetas que vienen viviendo en pecado, sin arrepentimiento ni intención de cambiar tampoco son de Dios. Como Juan ya ha dicho: Todo el que permanece en él, no peca; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido. (1 Juan 3:6) También es una forma de diagnosticar si un profeta o maestro realmente viene de Dios. Los gnósticos enseñaban que los pecados de la carne son inevitables y que no afectan el espíritu de uno. Así que, los lideres gnósticos (que pretendían ser cristianos) vivían en pecado y decían que esto no afectaba su vida espiritual. Conveniente… ¡El problema es que es completamente falso! Lo que hacemos en el cuerpo afecta a nuestro espíritu y el Espíritu de Dios que habita en nosotros. Todos pecan, pero el que vive en el pecado, persiste en el pecado, justifica su pecado, y no tiene intención de someterse a las normas bíblicas no viene de Dios.
Hay tantos maestros y profetas que enseñan en televisión, radio, e internet que tenemos que tener mucho cuidado. Hay muchas sectas, muchas falsas doctrinas, y muchos líderes cristianos que no tienen las cualidades que la Biblia pide. Si escuchas o lees cosas cristianas, hay que aplicar estas tres pruebas.
SIGUIENTE: CREER EN JESUCRISTO
2 comentarios sobre “Puesto a prueba– 1 Juan 4:1-6”