Pedro, apóstol de Jesucristo: A los expatriados, de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con Su sangre: Que la gracia y la paz les sean multiplicadas a ustedes. (1 Pedro 1:1-2)
Esta pequeña introducción a la carta de 1 Pedro tiene algunas enseñanzas que deben llamarnos la atención. Son cosas básicas que Pedro recalcó aquí brevemente, y lo mismo haremos ahora.
Una de las cosas que vemos aquí es la Trinidad. Mientras la Biblia no usa esta palabra, claramente tiene el concepto que la palabra representa. Aquí, Pedro nombra el Padre, el Espíritu y Jesucristo. Y da a cada uno una función en nuestra salvación. Es una enseñanza dentro del cristianismo que las tres Personas de Dios son iguales en poder, majestad, y todos sus atributos. La idea de que ellos repartieron obras entre sí en su interacción con este mundo se llama la Trinidad económica. Solamente una persona de la Trinidad se encarnó y murió para salvarnos. El Espíritu Santo tiene la obra de apartarnos del mundo en la salvación y en nuestra vida moral. Jesucristo es nuestro Señor y debemos obedecerle. Estos no son atributos inherentes de cada persona de la Trinidad, sino cómo decidieron expresarse y relacionarse con el mundo.
La obra del Padre en cuanto a la salvación es la elección. La elección no siempre quiere decir la misma cosa, pero es aparente que aquí habla de elección a salvación. En cuanto a eso hay dos ideas fuertes en las iglesias de Cristo. Una es que la elección a la salvación es solamente corporativa. Es decir, Dios eligió el plan de la salvación y a su Iglesia, y cada uno opta ser parte de eso o no. La ilustración común habla de un tren. Dios eligió el tren de la salvación. Uno puede decidir subirse al tren o quedarse afuera. Obviamente Dios sabe de antemano la decisión de cada uno. El otro punto de vista es que Dios elige a individuos, pero esta elección no es incondicional. Aquí parece que el previo conocimiento es anterior a la elección. Es decir, Dios consideró algo en su decisión de elección. Lo más probable es que considera nuestra fe y arrepentimiento. Si prevé estas condiciones en nosotros, nos elige. No hay nada inherente en el concepto de elección que dice que tiene que ser incondicional. Cuando elegimos cómo votar, consideramos muchos factores y condiciones. En cualquier caso, Dios conoce los suyos de antemano y eso debe animarnos.
Finalmente, hay un énfasis aquí en la vida cristiana. Menciona la santificación y la obediencia a Jesucristo. Pedro busca una transformación real en los cristianos. Dios quiere ver una vida congruente en el cristiano. No podemos descuidar la obediencia y santificación que vienen con nuestra salvación.