
Lo que uno cree tiene importancia. Hay hermanos que menosprecian el intelecto, el conocimiento, la mente, la «mucha letra», los estudios, la doctrina, la teología sistemática, y muchas cosas semejantes. La fe (que para algunos es poco menos que una fuerza mística) y las emociones es todo lo que uno necesita. En algunos casos también reconocen la importancia de una buena vida para tener un buen testimonio. La vida ciertamente es importante. Hay que tener un buen comportamiento como cristiano, Pero, también el contenido de nuestras creencias es importante.
Tener ideas y creencias sinceras, lamentablemente, no es suficiente. Mira un momento a las cosas que han sido aceptados sinceramente en la historia de la medicina, por ejemplo: plomo, mercurio, sangría, y muchos más. La sinceridad de la creencia no cambió el resultado de las prácticas.
¿Qué pasa cuando un predicador legalista cambia la doctrina de la salvación por gracia? ¿Qué pasa cuando un predicador liberal niega la realidad de la resurrección? ¿Qué pasa cuando un cristiano sincero rechaza la Trinidad? Perjudican a su propia salvación y perjudican la salvación de todos sus oyentes.
Hay que cuidar nuestra doctrina. No seamos flojos. Seamos estudiosos de la Palabra de Dios, examinándola y escudriñándola para adquirir conocimiento, sabiduría, y la capacidad de discernir mejor al escuchar mensajes en persona, por radio, televisión, internet, o libro.