Una buena teología es muy útil. No nos quita dolor. No nos hace inmunes a los problemas de la vida, incertidumbres, y tristezas. No hace que uno no pase por luto y duelo. Sin embargo, es útil en los momentos que uno está con estas sensaciones y emociones. En este sentido, la teología y la sana doctrina son muy prácticas.
Por ejemplo, conocimiento bíblico y doctrinal no previene luto cuando uno experimenta el fallecimiento de un ser querido. La sana doctrina puede aliviar la duración del luto y ayudar a que no se transforme en amargura. ¿Cómo? Bueno, es que el cristianismo informa que la esperanza de los cristianos no se encuentra en esta vida, sino en una vida después de esta. Creemos en la resurrección en el último día. Creemos en una vida con Dios para los que están en Cristo. Creemos que, en el tiempo entre la muerte y la segunda venida, los salvos y los inocentes ya están con Cristo en el estado intermediario (paraíso) esperando la segunda venida y la resurrección. Hay que pasar por el dolor emocional, pero la sana doctrina de la Palabra de Cristo es un bálsamo para el alma.
En medio de sufrimiento una buena teología del sufrimiento también puede ayudar. A lo mejor, uno no va a poder decir con certeza por qué hay sufrimiento en un caso particular. Se puede, sin embargo, quitar un poco de la incertidumbre que acompaña el sufrimiento, sabiendo que hay categorías, hay formas de entender y explicar, hay respuestas. Uno no siempre necesita conocer la respuesta exacta. Lo importante es saber que hay una respuesta y que, conociendo a nuestro Dios, es una buena respuesta.
Hay muchas formas más en que la sana doctrina es práctica y el conocimiento bíblico también. Se recomienda un tiempo diario para estudiar, conocer y entender la teología cristiana.
Dosis de Doctrina 