Sin lugar a duda, una de las fechas en el calendario cristiano con más importancia tiene que ser la Semana Santa, con una conmemoración especial de la muerte y resurrección de Jesús. Sabemos como cristianos que estos dos eventos son el centro del Evangelio y el plan de Dios para redimir a los pecadores. Sabemos que la muerte de Jesús proveyó para nuestra salvación por ser una sustitución, un sacrificio. Jesús, Dios Hijo encarnado sacrificó su cuerpo y sangre en nuestro lugar. Él cargó con nuestras culpas y tomó en nuestro lugar la ira de Dios dirigida hacia los pecadores. Al interponerse ahí y absorber esta ira, suficiente para equivaler la castigo que toda la humanidad merecía, Él ganó la posibilidad de abonar este pago a nuestra cuenta, para que nosotros pudiéramos ser librados del castigo. La muerte de Jesús en nuestro lugar (que se llama sustitución) con el fin de tomar la ira de Dios dirigida a los pecadores (que se llama propiciación) es el centro de la salvación. La resurrección también es de suma importancia. Confirma la identidad de Jesús y la validez de su muerte. Confirma la salvación que ofrece y la esperanza futura de los que están en Cristo. Con buena razón celebramos de forma especial la Semana Santa, un momento destinado a recordar estos eventos.
Hay otra fecha en el calendario cristiano que celebra estos dos eventos. ¿Sabes cuál es?



Si dijiste “domingo” tienes razón. Cada día domingo, cada “día del Señor” es un recuerdo también de lo que hizo Jesús para salvarnos. El elemento del domingo que nos recuerda de la muerte de Jesús es la Cena del Señor. Cada domingo debemos recordar y celebrar su muerte a través de la Cena. La Biblia nos dice que ellos juntaron en Hechos 20:7 el primer día de la semana (domingo) para partir el pan (tomar la Cena del Señor). El pan representa su cuerpo quebrantado en la cruz y la copa, el fruto de la vid, su sangre derramada. Nos recuerda que hay un nuevo pacto en su sangre. Nos recuerda que si estamos en Cristo somos salvos. Nos recuerda que somos parte de un solo cuerpo. Es algo que debemos seguir proclamando cada domingo hasta que él venga.
Y, ¿Qué aspecto del culto dominical nos recuerda de su resurrección? ¡El día en sí! Es por su resurrección que se llama el día del Señor o “el domingo”. Es el día de la semana en que Cristo se levantó de entre los muertos. Es el día de la semana en que las mujeres encontraron su tumba vacía. Siete semanas después, en un domingo también, un día especial llamado Pentecostés, fue la inauguración del Nuevo Pacto, la llegada del Espíritu Santo, la primera predicación y también la primera conversión bajo el nuevo plan de salvación. El domingo, desde el inicio de la iglesia, es la celebración de la resurrección del Señor.
Así que, cada domingo debe ser especial. Cada domingo nos recuerda de la resurrección de Jesús. Cada vez que participamos de la Cena del Señor, este elemento del culto nos recuerda de la muerte del Señor. Está bien celebrar la Semana Santa, pero no es sustituto por el patrón bíblico de celebrar estas cosas cada semana. Si tu no te congregas fielmente para tener estos dos recuerdos cada domingo, hay que hacer un cambio. ¿Qué día es mejor que hoy?