Aquí voy a analizar un texto que habla en contra de la teología del reemplazo. No defiendo la teología de reemplazo. Tampoco comparto el punto de vista del documento. En fin, hay elementos reemplazados y otros no. Vamos al análisis.
Dice…
¿De dónde nace la Teología del Reemplazo, Teología del Sustituto?
1] Ignacio de Antioquía, 50-117. – Enseñó que aquellos que participan de la Pascua son partícipes con los que mataron a JESÚS.
2] Justino Mártir, 100-106 . – Reclamó que el Pacto del SEÑOR DIOS con Israel ya no era válido y que los gentiles habían sustituido a los Judíos.
3] Ireneo, 130-202. Declaró que los Judíos fueron desheredados de la Gracia del SEÑOR DIOS.
4] Tertuliano, 155-230. Culpó a los Judíos de la muerte del SEÑOR JESUCRISTO y argumentó que habían sido rechazados por el SEÑOR DIOS.
5] Orígenes, 185-254. Fue el responsable de mucho antisemitismo y judeofobia, todo lo cual se basa en su afirmación de que ‘los Judíos fueron responsables de la muerte de JESÚS.
6] El Concilio de Elvira, 305 en España. Prohibió a los cristianos compartir una comida con un Judío, casarse con un Judío, bendecir a un Judío y observar el sábado (Shabat).
7] El Concilio de Nicea, 325 en Turquía. Se cambió la celebración de la Resurrección de la fiesta judía de las Primicias de Pascua, en un intento de desvincularla de las fiestas judías. El Consejo declaró: “Porque es impropio más allá de toda medida que en este más sagrado de los festivales debamos seguir las costumbres de los Judíos. De ahora en adelante no tendremos nada en común con este pueblo odioso…”.
8] Eusebio, 275-339. Enseñó que las promesas de las Sagradas Escrituras eran para los gentiles, y las maldiciones eran para los Judíos. Afirmó que la Iglesia era el “verdadero Israel”.
9] Juan Crisóstomo 349-407. Predicó una serie de sermones contra los Judíos en el que afirmó: “La sinagoga no sólo es un burdel y un teatro, sino que también es una cueva de ladrones y lugar de alojamiento para las bestias salvajes… Los Judíos son asesinos empedernidos poseídos por el diablo. Su libertinaje y embriaguez entrega los modales de un cerdo”. Negó que los Judíos pudieran jamás recibir el perdón. Afirmó que era un deber cristiano odiar a los Judíos. Afirmó que los Judíos adoraban a Satanás. ¡Y este hombre fue canonizado como un santo!.
10] Jerome, 347- 420. Describió a los Judíos como “… las serpientes que llevan la imagen de Judas. Sus salmos y oraciones son el rebuzno de los burros… son incapaces de comprender las Escrituras…”.
11] San Agustín 354-430. Afirmó que los Judíos merecían la muerte y que estaban destinados a vagar por la tierra para presenciar la victoria de la Iglesia sobre la sinagoga”. En la Edad Media, dos conceptos erróneos se habían convertido en doctrina de la Iglesia establecida:
Es difícil interactuarse con estos dichos sin referencias exactas. Pero se puede avanzar con análisis del punto principal, en contra de la teología del reemplazo.
Lo primero sería analizar precisamente qué quiere decir con la frase “teología del reemplazo”. Si solo quiere decir que el pueblo de Dios es la iglesia de Cristo en lugar de la nación de Israel, está bien. Si quiere decir que la Iglesia ahora posee todas las promesas que pertenecían a Israel, estoy en desacuerdo. Si quiere decir que Dios está en contra de los judíos, estoy en desacuerdo. La verdad es que es una terminología ambigua que se ocupa mezclando distintos puntos de vista como si fueran uno solo. Si compruebas que Dios no está en contra de los judíos (lo cual sería correcto), no necesariamente implica que la nación de Israel sigue siendo Su pueblo. Por lo tanto, es más provechoso debatir los puntos en lugar de “la teología del reemplazo”.
Es cierto que en los siglos después del NT, el antisemitismo aumentó y se hizo normal. Es cierto que la iglesia católica y las iglesias protestantes seguían con el mismo antisemitismo, lo cual no es ni moralmente aceptable ni bíblico. La Biblia claramente enseña que Dios no hace acepción de personas. No acepta ni rechaza en base de nacionalidad ni etnicidad.
Pero, ¿Qué podemos deducir sobre quienes son el pueblo de Dios en el nuevo pacto? Lea la parábola de Jesús en Mateo 21:33-44. La viña es quitada de los labradores, ellos son destituidos y destruidos, y la viña es arrendada a otra nación. 1 Pedro 2:5-10 también enseña que la iglesia, con judíos y gentiles, es la nación santa. Efesios 2-3 enfatiza que Dios derrumbó el muro de división, haciendo un solo pueblo. Gálatas 3 y Romanos 2 enseñan que los que realmente son hijos de Abraham y realmente son hijos de Dios son los que tienen fe. Romanos 9 dice, “Como también dice en Oseas: «A LOS QUE NO ERAN MI PUEBLO, LLAMARÉ: ‘PUEBLO MÍO’, Y A LA QUE NO ERA AMADA: ‘AMADA mía’. Y SUCEDERÁ QUE EN EL LUGAR DONDE SE LES DIJO: ‘USTEDES NO SON MI PUEBLO’, ALLÍ SERÁN LLAMADOS HIJOS DEL DIOS VIVIENTE». (Rom 9:25-26).
No es un reemplazo total, pero hay un cambio drástico. La iglesia no tiene todas las promesas dadas a Israel. Estas promesas ya se cumplieron. ¡La iglesia tiene mejores promesas! (Pero ahora Jesús ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto Él es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. [Heb 8:6]). El pueblo de Dios ya no se define según nacionalidad ni etnicidad. Se define, bajo este cambio radical, por la fe en Jesucristo. Tanto judíos como gentiles pueden ser parte de este mismo pueblo, el mismo olivo (Rom 11:11-24). Y esto es una condición superior tanto para judíos como para gentiles.
Un buen ejemplo del nuevo antisemitismo se puede encontrar en un documento emitido por Knox Theological Seminary del Dr. James Kennedy en 2002. Este tomó la forma de una carta abierta a los Evangélicos sobre la tierra de Israel. Desde entonces, ha sido respaldado por cientos de teólogos y pastores, incluyendo luminarias como RC Sproul.
El documento comienza denunciando aquellos que enseñan que las promesas de la Biblia acerca de la tierra de Israel se están cumpliendo hoy “en una región especial o ‘Tierra Santa’ perpetuamente apartada por Dios para un solo grupo étnico”. A continuación, procede a proclamar que las promesas hechas a Abraham “no se aplican a ningún grupo étnico en particular, sino a la iglesia de JESUCRISTO, el verdadero Israel».
Aquí se percibe la falta de precisión en definiciones que se mencionó al principio. Uno puede afirmar que Dios ama a los judíos y quiere su salvación (como ama a todos – Jn 3:16) y, a la vez, que la promesa de la tierra ya no se aplica porque el propósito de Dios se cumplió. No hay contradicción ni antisemitismo en estas dos afirmaciones. Incluso, uno puede también afirmar que los judíos deben tener una nación sin afirmar que es parte de la promesa bíblica. De igual forma que uno puede afirmar que es bueno que los chilenos tienen su patria o que los canadienses tienen su patria. Es bueno, pero no es nada bíblico. Y, justo afirmo lo mismo. 1) Dios ama a los judíos ya que ama a todos; 2) La promesa de la tierra ya no se aplica porque el antiguo pacto quedó obsoleto; 3) Es bueno que los judíos tengan su propia nación y tienen tanto derecho de defenderse bajo los principios de la guerra justa como cualquier nación.
La idea de que las promesas dadas a Abraham ya no pertenecen a los judíos sin a Jesús es precisamente lo que Pablo enseña: Así Abraham CREYÓ A DIOS Y LE FUE CONTADO COMO JUSTICIA. Por tanto, sepan que los que son de fe, estos son hijos de Abraham. La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció de antemano las buenas nuevas a Abraham, diciendo: «EN TI SERÁN BENDITAS TODAS LAS NACIONES». Así que, los que son de la fe son bendecidos con Abraham, el creyente. Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: «MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA LEY, PARA HACERLAS». Y que nadie es justificado ante Dios por la ley es evidente, porque «EL JUSTO VIVIRÁ POR LA FE». Sin embargo, la ley no se basa en la fe. Al contrario, «EL QUE LAS HACE, VIVIRÁ POR ELLAS». Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: «MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO», a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe. Hermanos, hablo en términos humanos. Un pacto, aunque sea humano, una vez ratificado nadie lo invalida ni le añade condiciones. Ahora bien, ***las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: «y a las descendencias», como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: «y a tu descendencia», es decir, Cristo***. (Gál 3:6-16) Las promesas hechas a Abraham pasaron al pueblo judío con instrumento por medio del cual vendría este descendiente – Jesús, el Mesías. A Él le pertenecen las promesas. Y Él comparte las promesas a todos los que con fe son bautizados en Él: Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa. (Gál 3:27-29) Jesús hereda la promesa y lo comparta con coherederos adoptados. La etnicidad ya no entra en la ecuación. Tampoco es la nación de Israel heredera de la promesa. Pablo es claro y tajante.
Lo que importa en el Nuevo Pacto no es la tierra sino la fe en Cristo. “Jesús le dijo: «Mujer, cree lo que te digo: la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad».” (Jn 4:21-24) El pacto que incluía la promesa de la tierra se cumplió y quedó anticuado. Pero ahora Jesús ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto Él es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo… Cuando Dios dijo: «Un nuevo pacto», hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer. (Heb 8:6-7, 13) Según la Biblia, el Nuevo Pacto reemplaza al antiguo pacto.
En el Nuevo Pacto, hay un templo espiritual, un Sion espiritual, una Jerusalén espiritual, un pueblo espiritual. Muchas profecías que se tomaban como hablando de una realidad física, en verdad hablan de una realidad espiritual. Nótese bien, no digo que son solamente figuras, sino que son realidades espirituales, que a fin de cuentas son más reales con lo terrenal. Templo / tabernáculo – Hechos 15:15; Efe 2:28; 2 Cor 6:16; 1 Cor 3:16-17. Zion / Jerusalén – Hebreos 12:22-24; Apoc 3:12; Gal 4:12. Pueblo santo – 1 Ped 2:5-9; Gal 6:15-16. Casa de David – Rom 9:5; Hch 15:15. En estos pasajes, y muchos más, los autores inspirados toman textos y conceptos de los Salmos, Isaías, Ezequiel, Oseas, y más y los aplican a la iglesia de Cristo, un reino que no es de este mundo, sino que es celestial y espiritual. Es real y mucho más importante que cualquier terreno. Y los judíos pueden (y deben) ser parte de este reino – el reino de su Mesías. Por eso textos como Salmos 129:5-8 no convencen. El Sion actual (Heb 12:22-24) es la iglesia.
¿Qué tiene que decir sobre todo esto la Palabra de DIOS? Para empezar, ésta repudia enérgicamente el antisemitismo. El Salmo 129:5-8 dice que “todos los que aborrecen a Sion” serán “avergonzados…”
Primero, sí el antisemitismo es un pecado abominable. Pero, no se debe concluir que todos los que reconocen las verdades bíblicas antemencionadas son antisemitas. Reconocemos su labor y parte en el plan de Dios para que viniera el Cristo (Rom 9:5) y que son amados de Dios (Rom 11:28). Dios, por ende, quiere su salvación. Lo cual, no implica que el antiguo pacto siga vigente. Segundo, hacer interpretación bíblica en su contexto y sacar conclusiones fieles a la Palabra de Dios no es “aborrecer a Sion”. Tercero, el Sion de Dios ahora es la Iglesia (Heb 12:22-24).
En Hechos 4:27 se nos dice que YESHÚA fue asesinado por una conspiración que involucró a “Herodes y Poncio Pilato, junto con los gentiles y el pueblo de Israel” En realidad, todos tenemos la sangre de YESHÚA HA MESHIAJ en nuestras manos, por tanto todos nosotros hemos pecado [Romanos 3:23], y YESHÚA murió por todos los pecadores,1 Corintios 15:3.
Es muy cierto que los judíos no son los únicos culpables. Hubo conspiración de gentiles y judíos. No todos los gentiles. No todos los judíos. Además, Dios no tiene por culpables los hijos por los pecados de sus padres (Ezequiel 18). Nadie vivo hoy fue parte de este complot. Sin embargo, con nuestros pecados personales hemos contribuidos a Su muerte. No se olviden que Jesús dijo que nadie toma la vida del Buen Pastor, sino que voluntariamente entregó Su vida para salvar a las ovejas.
En cuanto a la idea de que DIOS ya cumplió las promesas de tierras para los Judíos durante el tiempo de Josué, es interesante notar que mucho tiempo después de Josué, David escribió en los Salmos que la promesa de la tierra es eterna en su naturaleza y aún no se ha cumplido, Salmo 105:8-11. El hecho del asunto es que los Judíos nunca han ocupado toda la tierra que se les prometió en el Pacto de Abraham, Génesis 15:18-21. En cuanto a la afirmación de que los Judíos han sido rechazados por el SEÑOR DIOS, hay un par de principios bíblicos que deben tenerse en cuenta. En primer lugar, la Biblia afirma que los Judíos fueron llamados el pueblo elegido de DIOS para ser testigos de lo que significa tener una relación con Él, Isaías 43:10-12. Y la Biblia deja en claro que este llamado es “irrevocable” Romanos 11:29.
En segundo lugar, en contradicción directa con la Teología del Reemplazo, la Biblia enseña que los Judíos nunca han sido rechazados por DIOS a causa de su incredulidad. En Romanos 3 Pablo afirma a quemarropa que su rechazo de YESHÚA no ha anulado la fidelidad de DIOS sobre las promesas que ha hecho con ellos, Romanos 3:1-4. Pablo toma el punto de nuevo en Romanos 11:1 cuando se pregunta:
“Digo, pues: ¿Ha desechado DIOS a su pueblo?”
Él contesta su propia pregunta con una afirmación contundente:
“¡En ninguna manera!… DIOS no ha desechado a su pueblo, al cual desde antes conoció”. Romanos 11:2.
Es cierto que el pueblo judío se encuentra actualmente bajo disciplina debido al rechazo de su MESÍAS. Una y otra vez en sus Escrituras los profetas dijeron que iban a ser disciplinados si eran infieles, pero siempre la promesa que fue hecha los preservaría. Un ejemplo de este tipo de declaración profética se puede encontrar en Jeremías 30:11. “Porque YO estoy contigo, ‘declara el SEÑOR,” ‘para salvarte’, porque YO destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; solo a ti no te voy a destruir por completo. Pero te castigaré con justicia, y de ninguna manera te dejaré sin castigo.”
DIOS los ha conservado en SU Gracia porque los ama. En Zacarías 2:8 DIOS proclama que el pueblo judío es “la niña de sus ojos”, y advierte contra cualquiera que intente hacerles daño. Otra de las razones por las que han sido preservados es porque DIOS está decidido a traer un gran remanente a la salvación, Isaías 10:20-22. Esta promesa se hizo en varias ocasiones a lo largo de las Escrituras hebreas y es confirmada por Pablo en el Nuevo Testamento en Romanos 9-11.
La salvación de este remanente se describe en detalle en Zacarías 12:10 donde dice que al final de la Tribulación los restantes Judíos vendrán al final en sí mismos y volverán sus corazones a DIOS en arrepentimiento, aceptando a YESHÚA como su MESÍAS.
Ese remanente creyente entrará en el Milenio en la carne y comprenderá la nación de Israel a quien DIOS cumplirá todas las promesas que ha hecho a los Judíos, Isaías 60-62. Durante el Milenio la nación de Israel será la nación principal en el mundo a través de la cual DIOS bendecirá a todas las demás naciones. Zacarías 8:22-23.
En resumen, la Palabra del SEÑOR DIOS TODO PODEROSO deja en claro que Israel definitivamente tiene un papel y un futuro en los tiempos finales.
Aquí hay una complicación no menor que será difícil de enderezar. Pero, podemos con paciencia.
- Hay muchas cosas que son co-permanentes con el pacto. La palabra hebrea “olam” generalmente se traduce “eterno” y generalmente es su sentido. Pero, parece que la palabra puede tener el sentido de ser de larga duración sin implicar que es literalmente eterno. Hay casos, como Éxodo 21:6, donde quiere decir “durante toda la vida”. La forma de saberlo referente al pacto es por ver en el Nuevo Testamento que varias cosas que son descritas con la palabra “olam” en el Antiguo Testamento han caducado con el nuevo pacto, porque son sombras de una realidad que ya vino. Por ejemplo, los elementos de sacerdocio (ropa, implementos, etc.) son “olam” pero el sacerdocio ha sido reemplazado por Jesús (Heb 7:11-28 – especialmente en v. 12 “Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley”). El sacerdocio cambió, aunque fue descrita con “olam”. Entonces, “olam, en este caso, tenía el sentido de “mientras dura el pacto”. Levítico 16 se describe el día de expiación (Yom Kipur) con la palabra “Olam”. Pero, es evidente que los holocaustos y sacrificios de animales ya no son vigentes ya que el sacrificio perfecto ha llegado (Heb 9-10). Mientras que el pacto tenía vigencia había que observar estos sacrificios sin fallar (Heb 10:8). Jesús quitó estas ofrendas para siempre (Heb 10:9-18) aunque habían sido descritos con “olam”. La misma conclusión que antes es necesaria. Con el pacto en sí, se ve lo mismo a la luz de Hebreos 8, Cuando Dios dijo: «Un nuevo pacto», hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer. (Heb 8:13) No es ilógico pensar que la misma realidad se aplica a la tierra que también fue parte del pacto que tenía como fin la llegada del Mesías, Jesús.
- No estoy diciendo que Dios rechazó a Su pueblo ni que los “desechó”. Dios no revocó ninguna promesa. Primero, el pacto se cumplió cuando Jesús vino y efectuó Su misión. Si un pacto es revocado queda sin vigencia. Si un contrato se cumple también pierde su vigencia. En los dos casos pierde vigencia, pero en el segundo pierde vigencia solamente porque se cumplió bien. Jesús llegó. Murió como sacrificio por todos. Dios no falló ni revocó nada, pero igual el pacto ya no es vigente. Segundo, si un judío no es parte del reino de Dios es porque, como dice Pablo “¿Qué diremos entonces? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe; pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. ¿Por qué? Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo, tal como está escrito: «HE AQUÍ, PONGO EN SIÓN UNA PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCANDALO; Y EL QUE CREA EN ÉL NO SERÁ AVERGONZADO».” (Rom 9:30-33) y Pero en cuanto a Israel, dice: «TODO EL DÍA HE EXTENDIDO MIS MANOS A UN PUEBLO DESOBEDIENTE Y REBELDE». (Rom 10:21) Los judíos que son seguidores de Dios de corazón aceptan a Cristo para salvación y son parte de su reino espiritual.
- En el Antiguo Pacto Dios cuidó al remanente (de toda la nación, solo una minoría era fiel a Dios). Fue parte de Su plan para traer al mundo el Mesías, Jesús. Varios textos citados tienen que ver con el exilio en Babilonia y Persia, y el retorno a la tierra, el cuidado que Dios haría en los tiempos de Alejandro Magno, los Macabeos, etc (pasajes en Jeremías y Daniel, por ejemplo). Según Romanos 9-11 el remanente de Israel en los tiempos del Nuevo Pacto son los judíos que reconocen a Jesús como el Cristo, Señor y Salvador.
- Algunos textos citados no pertenecen a un futuro reino milenario, sino la verdad de la primera venida de Jesús y la extensión del reino de Cristo a los gentiles (Isa 60-62 y Zac 8). Isaías 61, por ejemplo, es citado por Jesús en Lucas 4:17-21. Jesús mismo dice que se cumplió en Él. “Y comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído». (Luc 4:21) Isaías 62 se cumplió en Hechos 11 cuando Dios dio un nuevo nombre a su nuevo pueblo – cristianos (en contra la teoría popular infundada de que ese nombre se dio como burla por una multitud pagana, el texto no dice nada de eso y hay buenas razones por pensar que el nombre vino de parte de Dios). Zacarias 8 describe lo mismo en lenguaje figurativo. En este modo la verdad fue anunciada pero también se mantuvo un misterio hasta el momento oportuno. Acerca de esta salvación, los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a ustedes, diligentemente inquirieron y averiguaron, procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían. A ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a ustedes, en estas cosas que ahora les han sido anunciadas mediante los que les predicaron el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas a las cuales los ángeles anhelan mirar. (1 Ped 1:10-12) Esto se aplica a varios textos más que se citan, como Isaías 11 y 66.
Como puede ver, el pueblo judío tiene un papel muy central en el tiempo final de la profecía bíblica.
De hecho, al contrario. Como se puede apreciar, los textos del Antiguo Testamento tomados como indicación de una futura restauración de Israel están tomados fuera de contexto bíblico. Algunos referían a un retorno físico que ya ocurrió. Otros hablan de la verdad del evangelio de Cristo y un reino espiritual, que es más real y más importante que un reino terrenal en el medio oriente. Ninguna, en mi estimación, tiene que ver con un papel futuro para Israel como nación en los tiempos finales. Dios está trabajando ahora con el Israel espiritual, su nuevo templo, la nueva Jerusalén, la Jerusalén celestial, la iglesia de Cristo.
Concluyo:
El SEÑOR DIOS está en el control, no satanás. ADONAY tiene la sabiduría y el poder para orquestar toda la maldad de satanás y de la humanidad hacia el triunfo de su perfecta voluntad en la historia. Los Judíos serán preservados. Un gran remanente será salvado. Se cumplirán todas las promesas hechas por el ETERNO a los Judíos. ¿Y cuándo ocurrirá esto? Al final de la Gran Tribulación cuando YESHÚA HA MESHIAJ retorne para triunfar sobre satanás. En ese día glorioso, el remanente judío clamará “¡Baruj Habá Beshém Adonai!”, que significa “Bendito el que viene en nombre del SEÑOR!” – Mateo 23:39.
¡MARANATHA!
Es cierto que Dios está en control. No hay que dudar de eso. En el día de la Parusía, la gloriosa segunda venida de Jesús, todo ojo le verá, toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará que Jesús es el Señor. Los salvos – de los gentiles y los judíos – es decir, todos los que están en Cristo, anhelan Su venida: El Espíritu y la esposa dicen: «Ven». Y el que oye, diga: «Ven». Y el que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida. Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: si alguien añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguien quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro. El que testifica de estas cosas dice: «Sí, vengo pronto». Amén. Ven, Señor Jesús. La gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén. (Apo 22:17-21)


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