El amor, bueno y malo– 1 Juan 2:7

En 1 Juan 2 vemos el amor que Dios nos pide tener el uno por el otro. Es un tema importante en esta carta de Juan y vuelve a hablarlo varias veces. El cristiano verdadero debe amar a su hermano.

Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que habéis tenido desde el principio; el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído. (1 Juan 2:7) Juan dice que esto no es un mandamiento nuevo porque fue dado por Jesús unos 60 años antes. En Juan 13:34-35 dice Jesús: Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros. Desde el principio del cristianismo el amor fraternal entre los creyentes ha sido instruido e instado.

El amor que los cristianos deben tener el uno por el otro es un señal fuerte y principal del hecho de estar conectados a Cristo. Aquí podemos ver que el amor entre los cristianos debe ser algo visible para que sea una señal para el mundo. El amor necesariamente se expresa en acciones de ayuda práctica que busca el bienestar del otro. Aquí no habla simplemente de la emoción y el afecto, aunque deben existir también. Habla de este amor tangible. El amor de los padres hacia sus hijos se expresa no tan solo en las palabras, sino en el día a día de proveer por sus necesidades físicas, emocionales, y espirituales. El niño necesita nutrición y los papás dan comida. El niño necesita seguridad, y los papás proveen una vivienda. El niño necesita estructura, y los papás dan instrucciones, orden, y disciplina. El niño sabe que sus papás le aman no simplemente por la repetición frecuente de las palabras, sino también por el afecto y el cuidado de los padres. Los cristianos también deben amarse entre sí con este tipo de amor.

Una iglesia que no ama difícilmente crecerá. El mundo verá en ellos la contradicción que Juan expresa aquí. Verán una religión fría y casi muerta. Verán hipocresía. No les será atractivo. Por eso la iglesia tiene que ser más que un edificio o un culto lindo. La iglesia tiene que ser más que un lugar al que uno asiste. ¿Cómo expresas y demuestras amor en tu iglesia?

Pero, hay un amor malo que le hace competencia al amor bueno en nuestras vidas. No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (1 Juan 2:15) El mundo, en la Biblia puede describir varias cosas. Puede indicar la creación (como en Salmos 89:11). Puede indicar la humanidad (como en Juan 3:16). Y, como aquí, puede indicar elementos de la humanidad contrarios a la voluntad divina. Esto se ve en el próximo versículo. ¿De qué consiste el mundo? Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. (1 Juan 2:16) El mundo, como oposición al plan de Dios, está lleno de pasiones y arrogancia. Cuando nos enfocamos en nuestro bien en lugar del bien del prójimo, estamos amando más al mundo que a nuestros hermanos. Cuando llevar mejor ropa es más importante que cuidar a una hermana, estamos amando más al mundo que a nuestros hermanos.  Cuando estamos dispuestos a perjudicar a otro para avanzar un poco más… ya entiendes.

Este pasaje no dice, entonces, que no debemos amar a todos. Dice, más bien, que sobre todo hay que amar a tus hermanos en la fe y dejar de amar las cosas que hacen competencia. Entregarse a lujuria, avaricia, pasiones, y egocentrismo disminuye el amor verdadero que puedes tener y mostrar hacia tu Dios y tus hermanos. Hay un amor bueno y un amor malo. ¿Cuál amor va ganando la competencia en tu vida?

ÍNDICE
PREVIO: RELACIÓN CON JESÚS
SIGUIENTE: DEFENSA CONTRA EL ANTICRISTO