La Biblia eleva el amor en gran manera. El amor es un atributo importante de Dios y es algo que Dios pide de cada ser humano. Sin embargo, en muchos casos, el amor es poco entendido en su sentido bíblico. Por eso vale la pena estudiar qué es el amor y cómo uno puede amar. Es muy popular en algunos ambientes cristianos distinguir entre varios tipos de amor basado en las varias palabras griegas traducidas a nuestro lenguaje simplemente como “amor.” Las tres palabras principales y relevantes son eros – amor romántico, fileo – amor fraternal, y ágape – amor sacrificial. A veces en el griego, hay poca distinción entre el amor fraternal y el amor sacrificial o caridad. El amor romántico obviamente tiene sus propias características que podemos ver en otra oportunidad. El amor que la Biblia atribuye a Dios más frecuentemente y que también con frecuencia pide de los cristianos es la caridad o amor sacrificial, ágape. El amor en este sentido es mucho más fuerte que una emoción. El afecto que uno puede sentir por otra persona es un componente del amor, pero no debe ser el todo. Las emociones de seres humanos son muy vulnerables a variaciones dramáticas y corrupción por el pecado. Una emoción positiva como el cariño que uno puede sentir por otra persona, puede fácilmente convertirse en enojo, envidia, obsesión, lujuria, e incluso odio. Podemos ver a Dios como el ejemplo del amor que debemos tener. El amor origina dentro de Dios en su relación eterna entre las tres Personas de la Trinidad. El amor de Dios es expresado hacia su creación, incluyendo los seres humanos. El amor profundo de Dios busca el bienestar de seres humanos, incluso cuando sea necesario hacer un sacrificio personal. Él está dispuesto a invertir tiempo, emoción, etc. para buscar el bienestar de los seres humanos, sin traspasar su libre albedrío. Es decir, que su amor corre el riesgo de rechazo, y en realidad, muchas veces ha sido rechazado completa y fuertemente. Su amor no depende de emoción. Cuando hay un amor basado en emoción, al enfrentar varios sentimientos negativos, puede desaparecer. El amor de Dios es constante y abundante porque no se basa en las emociones. El amor de Dios también incluye cariño y afecto. Aunque no se basa en emociones, su amor sí incluye emoción. Su amor produce estas emociones y sentimientos. Con estos sentimientos, su amor es aún más fuerte y especial cuando se trata de los que han decidido recibir y aceptar su amor. Dios expresa su amor especial hacia el pueblo de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento y hacia los cristianos en los tiempos después de la muerte y resurrección de Jesucristo. El amor de Dios es un amor activo. De hecho, no hay gran diferencia entre decir “amar” y “mostrar amor.” ¿Por qué? Porque el amor verdadero siempre incluye algún tipo de acción. El amor puede expresarse con palabras, y es un aspecto importante. Sin embargo, interpretamos un amor solamente expresado con palabras como un amor poco sincero. Por las acciones de otro, uno puede reconocer amor e interpretarlo como amor sincero. El amor de Dios busca el bienestar de seres humanos no solamente en teoría sino también en verdad y por medios concretos. Primeramente, Dios expresa su amor por su cuidado general de su creación proveyendo todo lo necesario y mucho más. Él no simplemente nos da comida, sino que ha creado una variedad de ingredientes sabrosos que podemos combinar para hacer comidas elaboradas con complejidad y profundidad de sabor. Él muestra su amor por su comunicación con seres humanos, sobre todo a través de la Biblia. Él muestra su amor a través de su disciplina y corrección, intentando guiar sus creaturas hacia las verdades y conductas que les beneficiarían. Frente al pecado, su amor se manifiesta como misericordia, deseando perdonar los pecados. Y, por supuesto, Dios mostró amor por la encarnación de Jesús para morir en la cruz para ganar nuestra salvación y ofrecernos vida eterna con Él. Dios pide que los cristianos se amen el uno al otro con un amor sacrificial. El amor entre cristianos no se basa en emociones, aunque puede producir emociones de cariño. El amor entre cristianos debe buscar el bienestar de otro sin preocuparse de lo que uno va a recibir a cambio. El amor cristiano debe ser expresado en acción. Está muy bien profesar verbalmente el amor que uno tiene para con sus hermanos en Cristo, pero debe ser manifestado en formas concretas de servicio que busca en bienestar de otros.  El amor de un cristiano no debe ser dirigido solamente hacia sus hermanos en Cristo. Aunque el amor entre cristianos debe ser muy fuerte y especial porque viene de un vínculo permanente, profundo, espiritual, y eternal con Cristo y a través de Él con nuestros hermanos también. Sin embargo, la Biblia pide que amemos también a nuestros enemigos. Hay que tener mucho cuidado con cómo uno debe y puede mostrar su amor al mundo. Buscando el bienestar del mundo, debemos mantenernos puros y libres de la contaminación del pecado. De alguna forma tenemos la responsabilidad de amar el mundo sin formar una amistad con el mundo que nos llevaría a enemistad con Dios. Es un equilibrio difícil, pero uno que Dios nos pide hacer realidad. Salmos 119:64 (palabra original – misericordia = amor), Juan 15:9-14; 1 Juan 4:7-21; 1 Corintos 13:1-7; Juan 3:16; 1 Juan 2:2; Efesios 5:23-32; Hebreos 12:5-11; Mateo 5:38-48; Lucas 6:32-35; Marcos 12:28-31; Lucas 10:29-37

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