El tema de hoy es la aplicación de un lema ampliamente conocido pero difícil de poner en práctica. El lema tiene distintas versiones. Lo voy a citar así: donde la Escritura habla, nosotros hablamos; donde la Escritura calla, nosotros nos callamos.
El principio expresado en este lema es que si la Biblia habla acerca de algo tiene autoridad. No tenemos el derecho de desobedecer a la Biblia ni tampoco a modificar lo que exige por mandamiento, instrucción, inferencia necesaria, o ejemplo apostólicamente aprobado. No podemos ignorar tales cosas tampoco, como si fueran asunto de opinión personal.
Sin embargo, en las muchas cosas donde no hay mandamiento, instrucción, inferencia necesaria, o ejemplo aprobado por los Apóstoles originales, no tenemos el derecho de imponer nuestra idea como si fuera Escritura. En este caso, «callarse» en el lema no quiere decir que no puedes conversar tu opinión. Quiere decir que no puedes imponer tu opinión ni tratar tu determinación como si fuera Biblia.
Algunos ejemplos breves: Mandamientos o instrucciones diciendo que debemos amarnos el uno al otro, debemos orar continuamente, debemos ofrendar generosamente, debemos evangelizar valientemente, etc. Estas cosas no podemos cambiar ni ignorar. La Biblia no menciona aborto, pero es una inferencia necesaria que el aborto es prohibido porque la Biblia prohíbe asesinato y acepta que uno es ser humano y una creación especial de Dios desde antes de nacer. La reunión dominical con Cena y ofrendas es aprobada en Hechos 20:7 y 1 Corintios 16:1-4, otros elementos del culto como enseñanza y oración también. En estos asuntos tampoco podemos “callarnos” como dice el lema.
Hay muchos temas que no son así. Algunos ejemplos también nos pueden ayudar. El horario del culto, el orden de los elementos del culto, quién entrega los elementos de la Cena, precisamente cómo vestirse para el culto.
El tema de hoy es cuándo la iglesia local debe volver a cultos presenciales con la pandemia y las restricciones gubernamentales. Los ancianos/pastores de cada congregación tendrán que hacer un análisis de las necesidades espirituales de la congregación, sus deberes bíblicos con relación a estas necesidades, los riesgos asociados y otras consideraciones para tomar su decisión. La verdad es que es una decisión difícil con muchos factores y la Biblia no dice directamente la respuesta. Espero que todos mis hermanos puedan manejar este tema llenos de gracia y verdad.
Donde la Escritura habla, nosotros hablamos; donde la Escritura calla, nosotros nos callamos.