Se ha encontrado una actualización importante al libro de Hebreos. El autor quiso modificar el versículo que dice: Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca. (Heb 10:24-25)
La modificación que se ha encontrado fue ratificada después de la conclusión del Nuevo Testamento ya que los cristianos iniciales percibieron las obvias limitaciones de este versículo. Tal como el concepto de libertad de expresión no permite amenazas de violencia ni calumnia, se agregó a este versículo algunas clausulas de suma importancia, delineadas aquí para el alivio de los cristianos de hoy.
Las cláusulas de excepción para este versículo permiten que la Iglesia de Cristo deje de funcionar o cesación de participación en actividades de la iglesia según el patrón establecido en el Nuevo Testamento en cualquier de las siguientes circunstancias excepcionales: calor, frío, lluvia, temor, viento, temporada de vacaciones, enfermedades menores, persecución, actividades de ocio, salidas en familia, asados, oportunidades laborales, y partidos de futbol interesantes. El documento deja abierto que la iglesia de Cristo agregue otras excepciones también según su criterio.
***alerta: nada de lo anterior es verdad aparte del texto del versículo bíblico***
LA VERDAD ES QUE SER DISCIPULO TIENE UN COSTO
A veces hay una percepción que la vida cristiana: si uno está agradándole a Dios, debe ser fácil. La Biblia no enseña tal cosa. Jesús siempre fue honesto en este aspecto con sus discípulos. Vemos a cristianos que, por algún motivo, no parecen tomar en serio su vida cristiana. No debemos entrar en esta relación ligeramente. Más bien, debemos pensarlo cuidadosamente y considerar lo que Jesús pide de un discípulo. Jesús refiere a eso como “calculando el costo.” Es algo que hacemos siempre en la vida cotidiana. Consideramos el costo de todo lo que hacemos. Cuando estamos hablando de costo, no es simplemente de dinero. Hay costo también en cuanto a tiempo, preferencias y, sobre todo, en la actitud y estilo de vida. Debemos ser agradecidos que Jesús no oculte eso. Habla varias veces claramente acerca del costo de ser su discípulo. Ser cristiano y ser Iglesia de Cristo no es siempre fácil, y Jesús fue claro.
Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo. El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser Mi discípulo. Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar”. ¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con 10,000 hombres es bastante fuerte para enfrentarse al que viene contra él con 20,000? Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo. (Luc 14:26-33)
El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. (Mat 10:37-38)
JESÚS ES SALVADOR, PERO ES SEÑOR TAMBIÉN
Jesús no quiere simplemente ser tu salvavidas cada vez que te metes en problemas. No es una varita mágica para escapar de consecuencias. Jesús pide también ser el Señor de tu vida. ¿Qué quiere decir que Cristo es Señor? Con eso estamos hablando de autoridad. Jesús tiene toda autoridad. Cuando le aceptamos como Salvador, quiere que también reconozcamos la autoridad que ya lleva. Él tiene autoridad por ser Dios. También para los que aceptan su salvación están reconociendo que él lo ganó a un precio alto. Nuestra gratitud nos debe motivar a tratarle como nuestro Señor, nuestro Líder. Jesús pide que le amemos. Quiere que nuestro amor y dedicación a él sean tan fuertes que todo lo demás, en comparación, pareciera odio. No es que Jesús realmente quiere que odiemos a nuestros padres y madres, como uno podría tomarlo literalmente, sino que en comparación podría parecer así. Él es nuestra prioridad. Dejamos nuestra familia, si es necesario, para llegar a la reunión de la iglesia, arriesgamos un trabajo y sueldo para obedecer a Cristo siendo honestos en todo – este tipo de cosas podría parecer odio para la familia, pero no lo es; es dedicación a Cristo y confianza que él nos puede cuidar. Antes de hacerse discípulo hay que reconocer que Cristo quiere ser tu Señor.
Mientras ellos iban por el camino, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos», le dijo Jesús, «pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza». A otro le dijo: «Ven tras Mí». Pero él contestó: «Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». «Deja que los muertos entierren a sus muertos», le respondió Jesús; «pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios». También otro dijo: «Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa». Pero Jesús le dijo: «Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios». (Luc 9:57-62)
Obediencia a Jesús tiene que ser nuestra prioridad.
Cuando sales a comer con tus amigos o tu familia, primero piensan en opciones. Van a eliminar restaurantes demasiado lejos y muy caros. Cuando lleguen, probablemente van a considerar costo viendo las opciones disponibles. ¿Por qué hace uno esto? ¡Porque es importante poder pagar la cuenta al final! ¿Han hecho eso por accidente alguna vez? Llegar y comer y después descubrir que el efectivo o la tarjeta había quedado en la casa. De forma parecida. hay cosas de la vida cristiana que cuestan (obediencia, ofrendas, humildad, asistir a cultos, etc.). Uno debe saber eso y decidir que vale la pena.