La culpabilidad legal por la infracción de las leyes de Dios aplicables para uno (del código legal de Dios bajo el cual uno vive). Cada persona vive bajo un código de la ley moral que proviene de Dios. Adán y Eva vivían con instrucciones dadas directamente de Dios. Otros viven bajo las leyes que se entienden inherentemente en la naturaleza y la conciencia. Otros han vivido bajo otros códigos como el pacto que Dios hizo con Abraham, ampliada por la Ley de Moisés. Ahora los cristianos viven bajo la Ley de Cristo, los patrones, mandamientos, e instrucciones en el Nuevo Testamento escritos para la iglesia y los cristianos. Al romper la ley de Dios hay culpa legal, penas asociadas con la infracción. La condenación eterna (conocida como “muerte eterna” también) es el problema más grande que enfrenta el pecador y solo Dios puede perdonar. Ha decidido aplicar el perdón, no por ningún conjunto de ritos y acciones sino libremente por gracia.
Tenemos que ser salvos por la gracia (Ef 2:8), es el único camino abierto para nosotros porque hemos violado la ley (Stg 2:10). Somos salvos por la gracia y solamente podemos continuar por la gracia (Gál 3:1-5).
Cuando, en cuanto a la salvación, se habla de la invalidez de la Ley (con mayúscula) para referirse al código de ley entregado por Moisés es demasiado limitado. Mientras es verdad que no se puede salvar por medio de la Ley de Moisés, lo que expresa Pablo en Romanos y Gálatas es mucho más amplio. Habla contra cualquier sistema de ley que uno pudiera usar pensando que sería suficiente para ganarse la salvación. No hay ningún código legal ni conjunto de leyes, mandamientos, ordenanzas, etc. que pudiese salvar al pecador.
Aun después de recibir la gracia del Señor uno puede sentir la emoción de culpa, pero ya no es legalmente culpable ya que la deuda en contra ha sido pagado y cancelado por Jesucristo en la cruz. Hay que reconocer la diferencia entre la emoción y el estado legal. Uno puede ser culpable sin sentir culpa o sentir culpa sin ser culpable. Si uno recibe la gracia del Señor es perdonado y no tiene que enfrentar condenación por sus pecados — sus pecados han sido perdonados desde el momento de recibir la salvación por gracia.
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