La doctrina de “pecado original” es la idea de que las consecuencias del pecado de Adán y Eva son traspasadas a cada generación posterior. Cada persona, desde el momento de concepción tiene estas consecuencias en esta teoría. Cada persona desde su concepción es pecador, condenado eternamente sin la intervención de Dios. La doctrina de depravación total es la idea de que la maldad heredada como consecuencia del pecado original es tan profunda que nadie puede jamás tomar una buena decisión y realmente no tiene libre albedrío. No puede tomar una decisión de creer la Palabra, amar a Dios, recibir a Cristo ni nada bueno. Si hace algo aparentemente bueno, es por malas motivaciones. Es la total inhabilidad de responder positivamente al Evangelio de Cristo.

Esta teoría fue formulada con claridad por San Agustín (c. 400 d.C.) para explicar la universalidad del pecado y la maldad de la humanidad, reforzar la necesidad de bautismo infantil, y refutar las ideas de Pelagio. Pelagio vivió en la misma época que San Agustín y enseñó un conjunto de doctrinas condenadas y fue declarado hereje por el Papa Inocente I. Las doctrinas asociadas con Pelagio y sus seguidores se llaman pelagianismo. Se condenó en un sínodo en Cartago la idea de que uno puede ser salvo sin la gracia de Dios, que uno puede vivir sin pecado, y que cualquier persona pueda ir a vida eterna sin bautismo (bebés incluidos). Afirmaron también que la gracia es necesaria para hacer cualquier cosa buena, entre otras cosas.

Los partidarios del agustinianismo y el calvinismo acusan, a veces, que cualquier inclusión de fe, arrepentimiento o bautismo en el plan de salvación y/o cuestionamiento de predestinación incondicional es “semi-pelagianismo”. Se basan en un sínodo conocido como el “concilio de Orange” en 529 d.C. afirmó las doctrinas de San Agustín, incluyendo ideas de gracia para generar fe, pecado original y depravación total; y condenó a las personas que se oponen junto con los que niegan que la salvación y liberación del pecado ocurre en el bautismo infantil y los que creen en la “doble predestinación.” Me doy cuenta que los que defienden el calvinismo con estos “concilios” no aceptan otras conclusiones del mismo sínodo, ya que estos no son inspirados e inerrantes como la Palabra de Dios. Cuestionar la conclusión de un sínodo no es necesariamente herejía. “Semi-pelagianismo” a fin de cuentas es un peyorativo para desestimar a los que cuestionan las conclusiones de Agustín y Calvino.

Las iglesias ortodoxas nunca aceptaron las doctrinas de depravación total y pecado original. Ellos creen que la Biblia enseña que el pecado de Adán tuvo consecuencias para toda la humanidad y toda la creación, pero que nadie puede heredar culpa (no sería justo) ni que lo que viene de Adán implique depravación total. La tendencia o inclinación hacia el pecado viene por influencias en el mundo y debilidad que podría ser heredada. Algunos tienen depravación parcial heredada. Los anabaptistas también aceptan, a veces, depravación parcial. Iglesias luteranas tienen depravación total con algunas modificaciones, y gran parte del mundo protestante retiene las doctrinas de Agustín, bajo el calvinismo.

Jacobo Arminio propuso que todos nacen con depravación total (pero sin culpa) pero que Dios en su gracia otorga a cada persona la libertad de aceptar o rechazar a Jesús para salvación. Juan Wesley propuso que todos heredan pecado original pero también reciben la gracia de Dios para mitigar sus efectos, para que sean inocentes y capaces de elegir salvación. El Movimiento de Restauración generalmente ha rechazado las doctrinas agustinianas y calvinistas de depravación total y pecado original bajo varios argumentos. Algunos aceptan depravación parcial.

Análisis bíblico de pecado original y depravación total:

Es evidente que el problema principal que requiere salvación y la meta del sacrificio de Cristo es el pecado personal. Nótese la frase “vuestros pecados” o “sus pecados” o “transgresiones” en textos como Mat 6:15; Jn 8:24; Jn 9:41; Hch 2:38; Ef 2:1; 1 Jn 2:12, entre otros. Vea también “tus pecados” en Hch 22:16. “Nuestros pecados” en 1 Cor 15:3; Gál 1:4; Ef 1:7; 1 Ped 2:24; 1 Jn 2:2; Apoc 1:5. En el NT otros textos que hablan de la condición pecaminosa del hombre también ponen énfasis en sus pecados personales siguiendo el mundo, el diablo, y las pasiones de la carne. La naturaleza de “hijos de desobediencia” y “de ira” parece ser adquirida como consecuencia de haber andado en esta corriente.

El concepto de la aplicación de culpa y condenación de una generación a otra generación parece contradecir Ezequiel 18. Este capítulo fuertemente enfatiza que cada uno es responsable para su propio pecado. Por eso rechazo tajadamente la idea de culpa heredada. Mientras el NT habla del pecado de Adán en Rom 5 y 1 Cor 15 (pero en este el enfoque es claramente en la muerte física), no parece ser el enfoque de los pasajes que hablan de la salvación y cómo funciona. Viendo los textos ya citados, el énfasis neotestamentario es en las decisiones que uno toma – pecado y desviación.

El NT habla del sarx – la carne. La traducción NVI en ocasiones pone “naturaleza pecaminosa” reflejando las ideas de Agustín y Calvino. Sin embargo, sarx no implica su origen, solamente la condición actual. Pero, los que rechazan el pecado original y la depravación total aceptan que al hacer pecado uno se convierte en esclavo del pecado, tal como dice Jesús en Jn 8:34. En Juan 8:34 la condición de esclavitud al pecado es adquirida por la práctica del pecado. La palabra tampoco indica una total inhabilidad de recibir el mensaje de Jesús.

La condición de la naturaleza adquirida por cometer pecados descrita como muerte y esclavitud es parcial ya que los mandamientos y llamados a fe y arrepentimiento presuponen la posibilidad de responder positivamente. Varios textos acerca del bautismo como Jn 3:5; Rom 6:4; Col 2:12-13; Tit 3:5 enseñan que la regeneración o resurrección espiritual ocurre en el bautismo y, por lo tanto, posterior a fe y arrepentimiento. Esto señala claramente que uno puede creer, arrepentirse y decidir ser bautizado estando muerto en sus pecados.

Algunos textos frecuentemente citados a favor de depravación total no son convincentes: Salmos 51:5 es una expresión poética de contrición y arrepentimiento. El hebreo señala que es el acto de concepción y el acto de nacimiento que son pecados (Keil & Delitzch en su comentario sobre el pasaje). Obviamente el acto de nacer no es un pecado, tiene que ser figurativo. Las opciones de interpretación serían que la frase indica que uno nace con pecado heredado o que es una hipérbole o figura de lo extremo de su contrición. Juan 6:44, 65 dice que nadie puede venir si no es traído por el Padre. Son los versículos más llamativos para los que defienden la postura calvinista. En cuanto a lo de “traer”, se verá en otra sección. En el contexto, parece que Jesús está hablando en parte de los 12 originales ya que Juan hace un comentario parentético aclarando que estaba hablando de que dijo eso porque sabía de la traición futura de Judas (v 64). En otra parte, parece que habla de la salvación en general. Todos (calvinistas y arminianos) tienen claro que para llegar a la salvación es necesario que primeramente haya la obra de Jesús y la predicación de Su Palabra como en Rom 10:17. Venir a Jesús y la salvación, en un estado de depravación parcial adquirida, requiere el oír la Palabra. Esto no implica necesariamente depravación total ni mucho menos, pecado original.  

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2 comentarios sobre “Evaluación básica de la depravación según la Biblia

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